El Ratón Pérez_ ¿leyenda universal?

El ratoncito Pérez es un personaje de leyenda muy popular entre los niños. Según la costumbre, cuando a un niño se le cae un diente lo coloca debajo de la almohada mientras duerme y el ratón se lo cambia por monedas o regalos.
Esta tradición es prácticamente universal aunque adopta formas diversas en distintas culturas. Se le conoce como "Ratón Pérez" en los países hispanohablantes, con la excepción de algunas regiones de México y Chile en donde se le dice "el Ratón de los Dientes". En Francia se le llama "Ratoncito" (la petite souris). En Italia se le conoce como "Topolino", "Topino" (Ratoncito) o "Fatina" (Hadita). En los países anglosajones este papel lo encarna el "Hada de los dientes" (Tooth Fairy). En Cataluña esta tarea es encomendada a "l'Angelet" (el Angelito) y en el País Vasco se encarga "Mari teilatukoa" (Mari la del tejado), porque allí es tradición tirar los dientes de los niños a los tejados de las casas.

Se solía creer que el Ratón Pérez, como las coplas que canta el pueblo, era de autor anónimo y de tiempo inmemorial. Pero un cuento con este personaje se escribió a finales del siglo XIX (posiblemente 1894) y su autor fue el Padre Luis Coloma (1851-1915), miembro de la Real Academia Española desde 1908. De Palacio pidieron al padre Coloma que escribiera un cuento cuando al Príncipe Alfonso, que entonces tenía 8 años, se le cayó un diente. Y así fue cómo al jesuita se le “ocurrió” esta historia protagonizada por el rey Bubi, que era como la Reina llamaba a su hijo, el futuro Alfonso XIII.

Según el profesor José Manuel Pedrosa (especialista en literatura oral) el padre Coloma simplemente habría llevado al papel una tradición oral muy antigua.
Un mito prehistórico que está presente en muchas culturas, China, Japón, India, Islas del Pacífico, África, toda América… La clave para explicar el fenómeno es que como el ratón es considerado dueño de unos dientes muy poderosos, sería el personaje indicado para llevarse los dientes caídos y traer dientes nuevos tan fuertes como los propios. Es lo que llamamos "magia simpática", magia por simpatía o por contacto en el lenguaje antropológico.
(fuente_ Wikipedia libre)

Ilustro esta leyenda con un video gracioso, de los tantos que circulan en Internet, que me llegó de B. Laureiro.

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