Alejandro cortando el nudo gordiano, pintura de
Jean-Simon Berthélemy (1743–1811).
Dice la leyenda que Alejandro de Macedonia al no poder deshacer un nudo de soga muy complejo, inventado por Gordias, rey mítico de Frigia, desenvainó la espada y lo cortó de un tajo certero.
Por tal acción lo tildaron de impaciente, de poco sagaz y de bárbaro. No podemos saber las motivaciones que llevaron al guerrero macedonio a tomar ese camino.
Tal vez la impaciencia de alguien acostumbrado a vencer todos los obstáculos. Tal vez la premura de tener que resolver rápido un desafío.
Quizás fuera la simplicidad de una mente de razonamiento directo y sin recovecos para dar solución a problemas que aparecen como muy complicados.
Pero Alejandro -después llamado el Magno- que fue realmente “el más grande” conquistador antiguo, ¿lo fue por audaz? ¿por valiente? O, sobre todo, ¿por resolver con decisión y rapidez los problemas que se le presentaban?
**
En la actualidad, cuando se habla de “nudo gordiano” se alude a un problema central. Un punto que es clave para enfrentar, y resolver, una situación muy difícil.
Algunos optan por ignorar el nudo. Y se pierden en disquisiciones que no llevan a ningún lado, a ninguna solución real.
Otros desbrozan la maleza alrededor del centro -el nudo- y lo dejan al descubierto. Pero no logran desatarlo.
Otros, como Alejandro Magno, atacan de frente y cortan de un tajo el nudo, haciendo brotar la solución, ¿o más problemas?.
Es posible que el Dalai Lama, frente a la misma situación, meditara largamente aguardando a que las fuerzas espirituales se ordenaran alrededor del "nudo" y entonces deshacerlo sin esfuerzo. O, como también podría suceder, no lograrlo nunca, pero seguir esperando siempre.
Piense, el lector, cuál sería su proceder frente a un nudo gordiano de la vida.
¿El tajo certero o la meditación y la espera?
Cada cual sabrá qué contestar. Éste es el desafío.
Jean-Simon Berthélemy (1743–1811).
Dice la leyenda que Alejandro de Macedonia al no poder deshacer un nudo de soga muy complejo, inventado por Gordias, rey mítico de Frigia, desenvainó la espada y lo cortó de un tajo certero.
Por tal acción lo tildaron de impaciente, de poco sagaz y de bárbaro. No podemos saber las motivaciones que llevaron al guerrero macedonio a tomar ese camino.
Tal vez la impaciencia de alguien acostumbrado a vencer todos los obstáculos. Tal vez la premura de tener que resolver rápido un desafío.
Quizás fuera la simplicidad de una mente de razonamiento directo y sin recovecos para dar solución a problemas que aparecen como muy complicados.
Pero Alejandro -después llamado el Magno- que fue realmente “el más grande” conquistador antiguo, ¿lo fue por audaz? ¿por valiente? O, sobre todo, ¿por resolver con decisión y rapidez los problemas que se le presentaban?
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En la actualidad, cuando se habla de “nudo gordiano” se alude a un problema central. Un punto que es clave para enfrentar, y resolver, una situación muy difícil.
Algunos optan por ignorar el nudo. Y se pierden en disquisiciones que no llevan a ningún lado, a ninguna solución real.
Otros desbrozan la maleza alrededor del centro -el nudo- y lo dejan al descubierto. Pero no logran desatarlo.
Otros, como Alejandro Magno, atacan de frente y cortan de un tajo el nudo, haciendo brotar la solución, ¿o más problemas?.
Es posible que el Dalai Lama, frente a la misma situación, meditara largamente aguardando a que las fuerzas espirituales se ordenaran alrededor del "nudo" y entonces deshacerlo sin esfuerzo. O, como también podría suceder, no lograrlo nunca, pero seguir esperando siempre.
Piense, el lector, cuál sería su proceder frente a un nudo gordiano de la vida.
¿El tajo certero o la meditación y la espera?
Cada cual sabrá qué contestar. Éste es el desafío.
(Wilson Mesa, nov. 2008).
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