titulado “Secretos muy secretos de gente muy famosa” se puede leer : «Fui la amante de Gardel, ella, sólo la noviecita». Bajo este título el autor relata su singular encuentro con Peregrina Otero «una mujer de unos ochenta años, de regular estatura, delgadísima y con una vivacidad que mareaba.» a quien por los años 20 se la conocía con el nombre artístico de Loretta Dartés.
Según narra la propia interesada, había llegado a Buenos Aires en 1911, procedente de Portugal, su país de origen, comenzando a trabajar como equilibrista en el famoso circo de Frank Brown.
Dijo también haber sido novia de Barry Norton, un muchacho argentino que triunfó con este nombre en el cine norteamericano y amiga de Vicente Greco, Ignacio Corsini, Julio De Caro, Pedro Laurenz y otros famosos de entonces.
«- ¿ Y qué pasó con Gardel? inquirió Bufali –ansioso por conseguir una historia.
«- Un día me convertí en su mina. Sí tal como lo oyen.
«- Ella... -dijo Loretta con una sonrisa picaresca-, era sólo la novia, yo era la mina.»
Y narra a continuación su encuentro con Gardel en Radio Belgrano, sus escapadas de amor a Montevideo los fines de semana y otros detalles más, de todo lo cual, supuestamente habrían tenido amplio conocimiento Horacio Pettorossi, Blas Buchieri -editor de la revista “El Alma Que Canta”-, Raquel Notar y Julián Centeya entre otros.
No ha sido Loretta Dartés la única mujer que se autoadjudicó romances con Gardel. En casi todos los sitios de su gira latinoamericana existen testimonios de amores locales, recuerdos imborrables en la memoria y en el alma de las supuestas protagonistas.
: «... Yo soy una mujer de alto mundo... Tenía diez y ocho años y vivía sola en París, sin rumbo definido. París de 1928. París de las orgías y el derroche de champán... Para suavizar mi desgracia me entregué de lleno a los placeres... Cocaína, morfina, drogas... En aquella época cosechaba éxitos y aplausos un recién llegado cantante de cabaret... Era Carlos Gardel... A Gardel le interesaban las mujeres, pero a mí no me interesaba más que la cocaína y el champán... Ese hombre se me iba entrando en el alma. Mi pisito lujoso pero triste, estaba ahora lleno de luz. Mi alcoba azul, que conoció todas las nostalgias de un alma sin rumbo, era ahora un verdadero nido de amor. Era mi primer amor». El escritor colombiano Mario Sarmiento Vargas menciona estas confidencias de Ivonne Guitry a Nicolás Díaz empresario del circuito Cine Colombia S.A. en muchas de cuyas salas se presentara Gardel durante su última gira.
"Madame Ivonne". En su muy completa biografía de Gardel, Julián y Guido Barsky revelan que Madame Ivonne existió: su nombre fue Ivonne Guitry, conoció a Gardel en París y se enamoró de él, llevando una vida de tango a cuestas. Casada a los 16 años con un príncipe asiático, contrajo una enfermedad venérea incurable y desde los 18 se dedicó a derrochar su fortuna viviendo todos los excesos en los cabarets parisinos. “Guitry continuó tras los pasos de Gardel exactamente como una sombra”, dicen los Barsky. “Años después ella asegurará que viajó con él a Buenos Aires y que el tango fue compuesto en su honor, por sugerencia del propio Gardel. ” Verdadera o no la versión de Madame Guitry, lo cierto es que los versos de Enrique Cadícamo , en el tango "Madame Ivonne" coinciden con su historia: “
Sadie Baron _
Guadalupe Aballe dice sobre ella : “No es sencillo escribir sobre Sadie Baron Wakefield. Ríos de tinta han corrido acerca de esta misteriosa mujer y su vinculación con Carlos Gardel...
Sadie Baron nació en Baltimore, Estados Unidos, el 19 de junio de 1879; hija de Bernhard Baron, un hombre de negocios nacido en Rusia que residió en Estados Unidos hasta instalarse en Inglaterra hacia 1895. Allí dirigió la compañía tabacalera Carreras (una de sus marcas más conocidas era Craven A) y, gracias a él, la empresa creció y se impuso en el mercado.
Sadie se casó con George Wakefield, un industrial norteamericano.
Bernhard Baron, el padre de Sadie, muere en 1929, época en que Sadie conoció a Carlos Gardel. Todo indicaría que el cantor fue presentado al matrimonio Wakefield durante la temporada que pasó en Francia entre 1928 y 1929. Dijo Armando Defino al referirse a George Wakefield: «Este caballero conocía a Gardel desde su primer viaje a París, donde residía habitualmente».
La amistad entre Gardel y Sadie Baron dio pie a comentarios de todo tipo, muchos de ellos maliciosos y difundidos sin verificar la autenticidad de la información. Se dijo que ella estaba infatuada por él, que lo admiraba y protegía en todo sentido, que se hacía cargo de sus gastos y financió sus películas, que le había regalado una lujosa cigarrera, un auto o le enviaba al hotel gardenias en floreros de oro.
Para 1931 la amistad estaba bien consolidada. Gardel pasaba su tiempo en compañía de los Wakefield y es probable que el Chrysler motor 12070 fuese un regalo de Sadie o de la pareja.
Mientras filmaban "Melodía de arrabal", Sadie solía visitar al cantor en los estudios, y esto habría provocado, según lo refirió José Sentís años más tarde, un comentario destemplado de Imperio Argentina. Gardel habría llegado al estudio en un auto negro e Imperio se le puso delante con los brazos en jarra diciéndole: «¿Es qué te has vuelto funerario de tanto andar con las viejas?». El cantor no contestó pero al otro día habría aparecido con un auto color verde igual al que tenía Imperio.
Gardel cuando visitaba Niza, solía frecuentar Villa L'Oiseau Blue, el magnifico chalet que los Wakefield poseían en la avenida Cap de Croix, barrio de Cimiez.
En abril de 1931, Gardel coincidió en el Palais de la Mediterranee con otra amistad de Sadie: Charles Chaplin. En una ocasión, Sadie agasajó a Chaplin invitándolo a su magnífico chalet. Gardel estuvo en esa velada espectacular, junto a otras cuarenta personas presentes, en un cuarto iluminado por lámparas chinas y habría cantado en honor al inmortal cómico.
Olga Orozco (La Nación del 23 de junio de 1985) lo llama Carlitos «bien pagado», a propósito de su relación con la baronesa Sally de Wakefield. «Ella fue quien motivó el cambio de situación de Gardel, financió sus primeras películas en Francia y gestionó luego su ida a Estados Unidos».
Ciertamente fue una relación bastante equívoca. Gardel trabó amistad con el matrimonio George Wakefield y Sadie Baron, quienes poseían una inmensa fortuna. Algunos testimonios señalan que ella se prendó de Gardel y que él la atendió solícitamente a cambio de su generosa ayuda financiera.
Manuel Sofovich la describió como «una gran dama inglesa propietaria de los cigarrillos Craven A. Admiraba al cantor y lo protegía en todo sentido Fue ella la que lo invitó a visitarla en París y sabiendo que no era rico le costeaba todos los gastos a él y a sus acompañantes. Carlitos tenía muchas deudas y madame Bacfleld (sic) con desinterés y amor de mecenas lo ayudó a pagarlas ... ».
Quizás ese desinterés no fuera tanto, ya que le permitía exhibirse en el París de los años 30 con un hombre joven y de buena pinta, que ciertamente toleró su compañía por conveniencia personal.
Chas de Cruz recuerda que cuando Gardel llegaba con la baronesa, «una mujer más ancha que alta, con anillos que inflaban sus ya regordetes dedos, sobrevivientes en oro, platino y piedras preciosas», decía a modo de presentación: «Chochamus... aquí traigo el bagayo». Esto prueba que ningún vínculo sentimental podemos ver en esta relación, pese a que todas las tardes, a determinada hora, Gardel atendía solícitamente a la baronesa.
Payssé González aventura en cambio una hipótesis mucho más creíble relacionada con el mutuo interés comercial, pues el matrimonio Wakefield-Barón integró capital en la sociedad productora “Exito's Spanish Picture” de la cual Gardel era el director, accediendo de ese modo al creciente negocio cinematográfico.
(Gardel con Sadie Barón y su esposo, a la izquierda)
Isabel Martínez del Valle _
La novia eterna. Dice Guadalupe Aballe : “ Joven esbelta con cara de niña, de mirada profunda y anhelos de ser una estrella dentro del arte lírico, Isabel se ganó un modesto lugar dentro de la historia del tango por su vinculación sentimental con Carlos Gardel. Aunque todos los gardelianos han oído hablar de ella, en las referencias sobre su vida y su relación con el Máximo los datos verídicos se confunden con los irreales.
Nació el 16 de marzo de 1907, en el barrio porteño de Constitución y se educó en el colegio Santa Catalina. Su padre era ferroviario y falleció cuando ella tenía seis años. Isabel tenía cuatro hermanos: Manuel, Dora, Concepción e Ignacio. Concepción, llegaría a ser con el tiempo una destacada bailarina clásica….
Gardel e Isabel estaban juntos desde el 10 de enero de 1920 y la propia Isabel dio versiones diferentes sobre el primer encuentro. Ella vivía en la calle Sarmiento entre Carlos Pellegrini y Esmeralda, y se habrían conocido en la esquina de Sarmiento y Pellegrini. Gardel estaba con una tercera persona sobre cuya identidad Isabel ha dado datos confusos: en una oportunidad dijo que se trataba de un secretario de Gardel de nombre Martínez y familiar de ella, en otra menciona a Martino, un secretario que conocía a su hermano. De lo que ocurrió luego, continúan sus declaraciones dispares: ella misma invitó a Gardel a su casa a comer arroz a la valenciana, o bien Martínez (o Martino) comentó que la madre de la joven preparaba un rico arroz. Sea como fuere, al día siguiente Gardel se presentó en casa de Isabelita con todos los ingredientes”.
Por supuesto la relación tuvo sus buenos momentos, Gardel e Isabel solían ir al cine, al teatro, al boxeo, a las carreras, a disfrutar de un picnic en los bosques de Palermo con la familia Martínez del Valle, o salir juntos a caminar…Iban a comer al Tropezón, a La Emiliana, a La Sonámbula, a cabarets como el Chantecler o el Tabarís.
También Isabelita conoció a las amistades cercanas de Gardel: Razzano, Leguisamo, Maschio. Con la familia de Razzano iba de vacaciones. Hay cartas y tarjetas dedicadas de Gardel a Isabel que sin duda datan de los mejores momentos de la relación. Gardel era un hombre bueno y generoso e Isabel recibió importantes regalos suyos, por ejemplo, un tapado de armiño, que no estaba forrado en lamé sino en terciopelo -que mucho tiempo después, Isabel vendió al fabricante de quesos Magnasco- y un anillo de ónix rodeado de diamantes que al abrir su tapa mostraba la fotografia del cantor. Isabel soñaba casarse con él, pero esas esperanzas no se concretaron. En algún momento los sentimientos de Gardel cambiaron. Una de las causas podría ser que la familia del Valle abusó en demasía de la generosidad del cantor y él acabó cansándose de todos, agobiado por la situación. Muchos intentos hubo por parte del Zorzal para cortar con ella, pero siempre terminaban reconciliándose.
Para 1931, Isabelita se había propuesto llegar a ser alguien en el mundo del canto. Viajó con su madre a Milán para perfeccionarse. Allí inició sus estudios aunque el invierno europeo no la trataba bien, catarros y bronquitis que no terminaban de curarse la fastidiaron bastante durante su estadía en el Viejo Mundo. Sus cartas a Gardel (que se encontraba en Francia), tienen todas el mismo tono. Le hacía pedidos constantes de dinero y regalos -quería una cruz para el 10 de enero de 1932, fecha en que cumplirían 12 años de estar juntos- tambien reproches porque él no escribía ni llamaba a menudo.
En noviembre de 1934 se produjo el corte definitivo. Isabel y su familia vivían en una casa alquilada de la que Gardel era el fiador, habían dejado de pagar y el dueño los amenazaba con el desalojo; al mismo tiempo, hacía cinco meses que las cuotas de la casa de Directorio estaban sin pagar. Defino trató el tema con Isabel y su hermano Ignacio hasta llegar a un acuerdo: aceptaron mudarse con la promesa de Defino, hecha en nombre de Gardel, que le pagarían la casa de Directorio. Ellos, a su vez, aseguraron que ya no molestarían más al cantor.
El día 20 de noviembre los Martínez del Valle se mudaron, Defino canceló la deuda de alquiler con el dueño. Según Defino, en conversaciones con Ignacio y con Isabel, quedó aclarado que nunca más recurrirían al cantor dando por terminada su relación con todos ellos, solamente Ignacio se entendería con Defino para que le llevara la libreta de la casa y poder hacer los pagos. Como último favor Isabel había pedido que Defino le sacara del empeño un anillo, pero el apoderado de Gardel no accedió. Según Defino, la situación con Isabel se había hecho tan tirante por culpa de ella, que si Isabel hubiera acatado las resoluciones de Gardel, desde un principio, ya hubiera tenido su casa pagada. Ignacio le habría dado la razón y le echaron la culpa a Razzano por ser quien, al decir de Ignacio, la aconsejaba.
Nunca Isabel reconoció públicamente que su relación cor Gardel estaba rota. Al momento del accidente de Medellín, por el contrario, siguió con la ficción del romance hasta el fin de su vida. Estuvo presente en la misa en la Iglesia Santa Rosa de Lima y los medios de la época se referían a ella como la "novia". Ella alentó la imagen de novia desolada.
Pero la vida continuó su curso. Isabel se casó con Mario Fattori y fueron padres de un niño, Martín. Se radicaron en Uruguay, donde tuvieron fábrica de pastas. Atravesaron varias peripecias, vivieron en Punta del Este, quebraron con la fábrica, estuvieron a cargo de un restaurante llamado Canario, arrendaron el Hotel British House. En los años 70 cerró el hotel, pero siguieron con el restaurante. Ya viuda, regresó a la Argentina donde se la pudo ver en programas de televisión o concediendo reportajes detallando su relación con Carlos, de manera más romántica de lo que en verdad ocurrió.
En sus últimos años habría estado trabajando para la empresa de productos de limpieza Bestline. Sufría problemas cardíacos y el 4 de mayo de 1990, falleció en su casa de Villa Ballester. Hoy forma parte del mito gardeliano: la "novia eterna" de Carlos Gardel. (todotango.com)”
Guadalupe Aballe.